ALERTA DE SPOILER
En esta entrada puede ser que encuentres información sobre la serie que te estropee la experiencia si aún no la has visto y pretendes verla
Venga, todo el mundo atento, que voy a hablar de la mejor serie de hard sci-fi de todos los tiempos. La ciencia ficción dura como siempre debió haber sido. Si no conocéis esta serie, cosa que encuentro poco probable, preparaos para entrar en un sistema solar distópico en el que se mezclan las disputas entre potencias planetarias, la revuelta de los habitantes de los planetas exteriores contra la Tierra y Marte, los oscuros intereses de una megacorporación y el descubrimiento de una peligrosa materia de origen alienígena.
Pero empecemos por el principio, y ya veremos lo que va apareciendo en esta historia, que se prolonga a lo largo de seis temporadas de serie de televisión y nueve trepidantes novelas. Estamos en el futuro, aproximadamente sobre el año 2350, y dejando a un lado la impresionante tecnología, las naves espaciales y la colonización de todo el sistema solar, las cosas no han mejorado sustancialmente para la especie humana. La Tierra se encuentra aún más superpoblada que en el presente, y treinta mil millones de personas se afanan en encontrar una oportunidad para desarrollar su talento y conseguir una vida digna, pero por supuesto, la Tierra no puede dar oportunidades de progreso a tantísima gente, y a lo máximo que puede aspirar la mayoría es a la ayuda básica que les permita sobrevivir. Muchos otros no tienen ni siquiera eso, y mientras, una especie de lotería reparte los mejores puestos, mientras una aristocracia de millonarios y políticos de fama pasan los suyos en herencia a sus descendientes. A pesar de todo el progreso conseguido en estos siglos, el planeta no puede lidiar con la presión humana de tantos miles de millones, y las consecuencias las sufren un cielo y un mar que, aunque envidiados por aquellos que viven en el espacio desde hace generaciones, están sucios, abandonados y se diría que hasta olvidados por los terrícolas.
La otra gran potencia del sistema solar es Marte, que ha pasado de ser una colonia repleta de científicos a convertirse en un mundo independiente que mira de tú a tú a la Tierra gracias a su capacidad tecnológica, muy superior a la terrícola. Las relaciones entre ambos planetas son muy tensas, y en más de una ocasión han medido sus fuerzas con las armas, enfrentándose por el control de algunos asteroides, enclaves estratégicos por sus recursos minerales o su ubicación. Los marcianos sueñan con la terraformación de su planeta, y llevan varias generaciones trabajando para conseguirla, aunque el proyecto todavía les exige muchos años de esfuerzo, y Marte está lejos de ser un mundo habitable, más allá de las cúpulas e instalaciones subterráneas donde viven sus habitantes. Algunos terrícolas que pueden permitírselo emigran de cuando en cuando a Marte en busca de un futuro mejor, a pesar del desprecio que los marcianos tienen por la gente de la Tierra, a los que consideran vagos, inútiles y decadentes. La República Parlamentaria de Marte (Mars Congressional Republic o MCR en inglés) es oficialmente una democracia, pero con un fuerte componente militarista y bastante paranoica respecto a las intenciones de la Tierra, su antigua metrópolis. En realidad, la desconfianza entre ambos planetas es mutua y muy intensa.
Seguramente, el Cinturón sea lo más difícil de definir de la serie, ya que se podría decir que ni siquiera es una sola entidad, sino una amalgama de gente que vive en lugares muy distintos, lejanos entre ellos y con propósitos diferentes. Su único punto en común es el rechazo que les producen los «interianos», la gente de los planetas interiores, la Tierra y Marte. Aunque la APE (Alianza de Planetas Exteriores, o en inglés, OPA, Outer Planets Alliance) pretende representar políticamente a todo el Cinturón de asteroides y las lunas de Júpiter y Saturno, estos están en su mayoría bajo el control ya sea de Marte o de la Tierra, que ejercen de potencias coloniales y someten a los cinturonianos desde hace siglos. Pero además la APE es una especie de confederación informal de facciones dedicadas a actividades tanto legales como ilegales, siendo algunas de ellas verdaderos clanes criminales de piratas espaciales o mafiosos que controlan los bajos fondos de lunas y asteroides mayores como Ceres.
Por si fuera poco, algunas de estas facciones colaboran clandestinamente con las potencias en el marco de su guerra fría espiando o robando tecnologías de alto secreto. Algunos de los líderes más destacados de la APE como Fred Johnson o Anderson Dawes pretenden unificar el poder político de la Alianza, pero en realidad su poder termina en sus respectivas estaciones, Tycho y Ceres. Fuera, en la inmensidad del espacio, la única autoridad reside en la capacidad defensiva u ofensiva de cada astronave.
Pero claro, toda esta actividad en el espacio, en los planetas, lunas y los asteroides no sería posible sin las naves espaciales. En The Expanse, las naves espaciales poco o nada tienen que ver con lo que conocemos actualmente. La tecnología de motores de fusión nuclear primero, y el impulsor Epstein (sí, Epstein, ¿qué pasa?) han revolucionado la manera de viajar por el espacio. En las novelas y, obviamente, en la serie, las naves son grandes. Pero grandes, grandes de verdad. Las naves, en realidad, parecen más como edificios a los que les han puesto debajo unos motores que otra cosa, aunque por supuesto, los diseños cinturonianos son mucho más atrevidos, libres como están de las convenciones propias de los interianos, más sujetos y condicionados por la gravedad de sus planetas.
Viajar por el espacio ya no consiste en calcular una trayectoria, darle el impulso necesario a la nave y «costear» hasta llegar a destino, sino que las naves son de impulso constante. El impulsor Epstein permite mantener este impulso durante semanas, así que la mitad del camino se hace acelerando y la otra mitad frenando. Los motores son tan potentes que podrían acelerar una nave a tantas ges que podrían matar a sus ocupantes provocándoles derrames cerebrales. Para impedirlo, existen cócteles de drogas que los mismos asientos inyectan a la tripulación en caso necesario.
La serie, como buena Space Opera, se basa principalmente en las aventuras de la tripulación de la nave Rocinante, una corbeta marciana de última generación rescatada por James Holden, protagonista principal, y sus compañeros, con la que tendrán que enfrentarse a multitud de situaciones arriesgadas, sortearán los conflictos entre la Tierra, Marte y el Cinturón, y tendrán que solventar no pocos problemas morales en el transcurso de sus viajes.
La Rocinante, claro, no es ni mucho menos la nave más poderosa que surca el sistema solar. Tanto la Tierra como Marte disponen de grandes flotas para afianzar su dominio militar sobre las lunas de Júpiter o Saturno, para mantener a raya a su gran oponente del respectivo planeta enemigo y para meter en vereda a los díscolos cinturonianos. Existe auténticos gigantes acorazados y artillados con misiles/torpedos inteligentes, cañones convencionales y cañones de riel (lanzadores de proyectiles superveloces mediante catapulta electromagnética). Este armamento convierte las batallas espaciales en episodios cruentos, a veces inesperados y siempre brutalmente breves. Basta que un proyectil de riel haga blanco para que atraviese una nave de parte a parte, llevándose por el camino todo lo que encuentra a su paso. Por su parte, los misiles, tanto convencionales como nucleares, pueden perseguir a una nave mucho más allá de su capacidad de huir, así que la única salvación contra estas armas es neutralizarlas con un disparo certero de los cañones de defensa en punta, o bien con otro misil que los destruya con la suficiente antelación.
No se puede negar que hay series de ciencia ficción con personajes mucho mejor construidos que en The Expanse. Ahora mismo se me viene a la cabeza, claro, Battlestar Galactica de 2003, que seguramente sea la mejor serie de ciencia ficción de todos los tiempos (lo que la situaría justo por encima de The Expanse en mi ranking particular de series buenas). A pesar de ello, los personajes de The Expanse son creíbles y se desarrollan bien a lo largo de las seis temporadas. Como muestra, expongo algunos de los principales, aunque hay otros como Josephus Miller, Camina Drummer, Klaesh Ashford o Fred Johnson sobre los que se podrían escribir novelas enteras para ellos solos.
Holden es el protagonista principal de la serie. Se trata de un joven terrícola engendrado mediante ingeniería genética a partir del ADN de ocho padres y madres distintos. A pesar de ello, Holden es un tipo bastante razonable, empeñado en intentar hacer lo correcto siempre que sea posible, aunque algunas veces hacer lo correcto sea costos y moralmente conflictivo. Llamar a su nave «Rocinante» es toda una declaración de intenciones, ya que a lo largo de la serie se va a dedicar a recorrer el sistema solar enderezando tuertos y desfaciendo agravios.
James Holden es el segundo de a bordo en el carguero de hielo Canterbury. Cuando la Cant recibe un mensaje de auxilio desde una nave abandonada, y al detenerse para investigar, una nave camuflada aparece de la nada y les ataca, destruyendo al Cant con misiles nucleares. Sólo Holden y sus compañeros, que han salido a bordo de un pequeño transbordador para examinar la nave abandonada, sobreviven al ataque. A partir de ahí se desencadena una serie de sucesos que ponen en jaque a todo el sistema solar. Por una parte, la Tierra y Marte se acusan mutuamente del ataque; por otra, los cinturonianos se rebelan contra lo que consideran un nuevo golpe a su capacidad de subsistencia, al destruir una de las naves que abastecían a Ceres de su imprescindible aporte de agua.
Miller es policía contratado por la empresa concesionaria Star Hellix en Ceres, uno de los más importantes enclaves del Cinturón. Al tratarse de una concesión terrícola, los policías de Ceres se ven en la difícil tesitura de mostrarse ante sus compatriotas cinturonianos como lacayos de la «potencia ocupante». Miller navega en ese mar agitado de descontento, injusticia y corrupción tratando de establecer algún tipo de justicia social, tenga o no tenga ésta que ver con las leyes. Al fin y al cabo, «en Ceres no hay leyes, sólo policías».
Cuando encargan a Miller la misión de encontrar a la joven Juliet Andromeda Mao, hija del magnate Jules Pierre Mao, se enfrasca en una investigación que involucra a facciones de la APE con los graves incidentes que se están produciendo en el espacio y en los que Miller y sus compañeros tienen un papel destacado.
Avasarala puede que sea el mejor personaje de toda la serie. Debajo de un vestuario espectacular y casi tan variado como escenas tiene la serie se esconde una mujer tremenda, un perfecto animal político procedente de una familia de la «aristocracia política» de la Tierra, como una de sus oponentes la definió con bastante acierto. Su vistoso aspecto contrasta, y mucho, con una forma de ser extravagante, brutal en el lenguaje, malhablada y exigente con sus subordinados, a los que no acostumbra a tratar con cortesía, precisamente. Pero es que Avasarala nada en la piscina de los tiburones, y esos tiburones están intentando destruir el sistema solar entero por razones que a ella se le escapan. Casada con un profesor universitario, madre y abuela, Chrisjen no está dispuesta a que unos cuantos potentados pongan en peligro a su familia, ni a los miles de millones de personas que pueblan el sistema.
Descubierta en la luna Febe (Phoebe) de Saturno, que resulta no ser una luna, sino un cuerpo procedente de otra estrella enviado hacia el sistema solar hace miles de millones de años por una civilización extraterrestre, la protomolécula es la primera prueba tangible de vida alienígena procedente de fuera de la Tierra. Y no es una forma de vida común y corriente, sino algo más parecido a un conjunto de nanorrobots que se mezclan con la materia orgánica para crear cosas nuevas, para buscar formas de conseguir unos objetivos que para los investigadores son un misterio. Desgraciadamente, como he comentado, la protomolécula necesita materia orgánica para crecer, y en el espacio, la mayor cantidad de materia orgánica se encuentra en forma de personas. Además, sería peligroso e insensato llevar la protomolécula a alguno de los planetas mayores, ya que se trata de un organismo sumamente infeccioso, por lo que Protogen, la compañía encargada de la investigación, decide infectar con ella a un asteroide repleto de cinturonianos: Eros, con resultados catastróficos, como era de prever.
Después de absorber a los habitantes de Eros, la protomolécula obtiene una especie de consciencia, o una imitación de ella, se defiende de los ataques que la Tierra, el Cinturón y la nave Rocinante intentan para acabar con ella, y termina moviendo todo el asteroide, lo que parece físicamente imposible, dirigiéndolo contra la Tierra (presuntamente en busca de más materia orgánica con la que continuar su misteriosa misión). Finalmente, el agente Miller convence a la conciencia de la protomolécula para que desvíe el asteroide y lo estrelle contra Venus.
The Expanse no es sólo una space opera para ver batallitas entre naves (que las hay, y de las buenas), sino toda una visión del futuro sobre la vida en el espacio. Es una historia de desapego hacia la Tierra de aquellos que nacieron en Marte, en las lunas de Júpiter o en cualquiera de los miles de asteroides; de la dura vida de los cinturonianos, dependientes de un agua y un aire del que no pueden derrochar ni una sola gota; de la estricta sociedad marciana, y claro que sí, de la vida dentro de las naves.
El sistema solar se encuentra plagado de naves que surcan el espacio entre mundos, y aunque el motor Epstein ha acortado mucho los tiempos de viaje, las tripulaciones pasan meses o años viviendo en el reducido espacio disponible, conviviendo muy de cerca con sus compañeros, que terminan en algunos casos convirtiéndose en familia. Ya sean simples saltarrocas, piratas, carroñeros o colonos, los tripulantes de las naves desarrollan fuertes vínculos de lealtad que van incluso más allá de sus facciones o de sus planetas de origen.
Podría estar escribiendo sobre The Expanse indefinidamente, pero creo que a estas alturas ya ha quedado claro que recomiendo mucho esta serie, y sería ideal que, ya que has llegado hasta aquí, sacaras tus propias conclusiones sobre ella. Personalmente hubiera preferido que Prime Video hubiera terminado la saga, porque en la serie de televisión faltan como tres novelas y nos estamos perdiendo buena parte de la historia, aunque no pierdo la esperanza de que alguien se atreva a completarla o de que se haga un spin-off sobre personajes secundarios con mucho que contar.